Y es que a pesar de que ya nos estemos acercando al solsticio de verano, que da inicio a esa estación del año, la verdad es que el calor se ha adelantado sobremanera desde el pasado mes de mayo. Los días son más largos y luminosos, y ello invita a disfrutar más de la vida. Una vida que va pasando lentamente, pero sin pausa, y que siempre sorprende para bien o golpea fuertemente para que no te duermas en los laureles.
El viernes día 12 de junio operaron a mi padre por un problema cardíaco, después de estar ingresado durante una semana para tenerlo controlado y evitar complicaciones de salud. La operación, aunque complicada y extensa en el tiempo, resultó un éxito ya que consiguieron repararle el daño sin tener que recurrir a la tecnología mecánica, que tantas vidas puede salvar en ocasiones y volverse traicionera en otras tantas. Pasó varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos especial para recién operados de cardiología y todo ha evolucionado favorablemente, encontrándose él mismo muy contento por cómo se había solventado el problema y con ánimos para continuar con una vida normal. Desde el lunes se encuentra en planta y, si todo continúa igual, es probable que le den el alta médica a finales de esta semana.
El mismo viernes día 12, mientras mi padre era intervenido quirúrgicamente en el Hospital de Can Ruti, y yo esperaba pacientemente en la sala de espera hasta que nos viniesen a buscar para informarnos de cómo se encontraba y poderle ver, tuve que marchar de urgencia para llevar a Regina al hospital de Sabadell por un intenso y constante dolor en un costado, que le hacía imposible beber ni comer nada, ya que le causaba aún más daño, causándole el vómito. Estuvimos toda la tarde en un box, sin poderle medicar por el embarazo más allá de un paracetamol y alguna bolsa de agua caliente para calmar los síntomas. Al final acabó ingresando y fue medicada con morfina, paracetamol y suero, mientras iban controlando que la situación del bebé fuera estable. Continuó ingresada hasta la tarde del martes.
Así que simultáneamente tenía a dos personas esenciales en mi vida en situaciones muy diferentes, claro, pero ambas con un comprometido estado de salud. Por un lado mi padre, que había sido operado a corazón abierto, y que no pude verlo hasta el día siguiente a la operación, cuando abrieron las puertas de la UCI a las 8:15 de la mañana del sábado 13 de junio, y que sólo podía visitarlo a ciertas horas del día. Por otro lado, Regina, que sufría un cólico renal que le impedía alimentarse y que de continuar durante más tiempo podía, además de perjudicarle a ella misma, provocar algún tipo de problema de nutrición al bebé, que ya de por sí le costaba coger peso.
Así que pasé desde el jueves día 11, el día previo a la operación de mi padre, hasta el mismo lunes día 15 de junio (festivo por ser patrón de los paletas), haciendo ruta de hospitales, estando presente todo lo posible para ver por mi mismo que todo iba evolucionando favorablemente, siempre que las pruebas que realizaban a Regina, los horarios estrictos de visitas de mi padre y mi propia fatiga, provocada por escasas horas de sueño, nervios constantes por cómo iría todo y traslados entre hospitales, me lo permitían.
Uno no es Dios, porque dicen que Dios solo hay uno y creo que entró por enchufe.
Uno no es Dios, porque dicen que Dios solo hay uno y creo que entró por enchufe.
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