Ya falta poco para que llegue Martín. De hecho, ya han pasado las 40 semanas de embarazo. Estamos en tiempo de descuento. La fecha prevista de parto se fijó para el martes día 29 de agosto. Aunque mamá siempre ha dicho que le gustaba más septiembre que agosto, así que supongo que eso ha llegado a oídos de Martín y está esperando unos días para querer salir.
En unos minutos vamos al hospital para que monitoricen al bebé y pasaremos por la doctora para comprobar el estado del líquido amniótico y del bebé. Si no hay novedades, seguiremos esperando unos días más.
Martín llegará en unos días.
Esperemos que sea cuanto antes. Más que por mamá, que ya empieza a estar cansada de llevarte a cuestas, pasando calor y soportando estoicamente al cansino de tu hermano mayor. Más que por eso, es que te estamos esperando. Ver tu carita...
miércoles, 30 de agosto de 2017
martes, 25 de julio de 2017
Una vida más fácil
Una breve entrada en el blog para agradecerte lo que tengo, lo que me has dado y lo que está por llegar. Hoy hace tres años que compartimos un día especial con nuestras familias. Tres años que estamos casados. Gracias por hacerme la vida más fácil.
Año II de la Era LUCAS
Hoy Lucas cumple dos años. Martín está en camino. En apenas un mes nuestro pequeño pasará a convertirse en el hermano mayor. Ese rol que desarrollará durante su infancia y que ejercerá con suficiencia en la adolescencia. Una afinidad que comparte con papá y mamá, pues ellos también gozaron de ese privilegio.
Hoy Lucas cumple dos años. Pronto dejará de ser el pequeñín de la casa y no podrá concentrar toda la atención de sus padres. Lo intentará con vehemencia. Intentará impedir dejar de ser el centro del universo y se comportará de forma más infantil, si cabe -por Dios, ¡si solo tiene dos años!-.
Sus papás afrontan este nuevo reto en sus vidas con ilusión y con algo más de experiencia. No cabe duda que los meses de este nuevo embarazo no los hemos vivido de igual forma que con el primero. El principal motivo por falta de tiempo. Ese tiempo que hemos dedicado a Lucas y que ahora tendremos que aprender a compartir con nuestros dos hijos. Además de saber encontrar nuestros momentos como pareja. Pues es algo esencial para mantenernos unidos, afrontar las nuevas etapas de nuestras vidas y escapar de la rutina a la que se somete la unidad familiar.
La rutina es parte importante en nuestra forma de vivir. Garantiza un orden natural -o impuesto, ¡qué más da!- para que nuestro día a día esté organizado para que los pequeños se integren en nuestras vidas -más bien al contrario, pero me gusta creer que es así- y para que los mayores podamos gozar de nuestra ansiada soledad, cuando por fin conseguimos que duerman.
Hoy Lucas cumple dos años. Nuestro núcleo familiar se amplía. En pocos días seremos cuatro en casa. Paciencia… Qué necesaria es y, sin embargo, o es inherente en nuestra personalidad o qué difícil es adquirirla. Suerte tenemos de contar con mamá. Lucas y papá carecemos de esa cualidad, pero estamos educándonos en esa actitud, que es imprescindible para una convivencia armónica.
Hoy Lucas cumple dos años. Siempre hemos escuchado que nuestros hijos nos hacen mayores. Que es cuando te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Lo que no vivas con ellos es un tiempo que jamás podremos recuperar. Pasar el tiempo con ellos, disfrutar de ellos, estar con ellos y que los pequeños disfruten de tu tiempo, es lo más importante en nuestra vida. El trabajo, los conflictos, las preocupaciones, las enfermedades, las responsabilidades, la economía… todo ello debería pasar a un segundo plano. Todo eso convive con nosotros y seguirán estando ahí, pero las etapas vitales de nuestros hijos se nos escaparan de las manos como el agua, si no las vivimos junto a ellos.
Solo nos debería importar el “ahora”. Eso lo aprendemos de Lucas. Cuando pide algo lo quiere “ahora”. De nada vale -porque la mente de un niño no es capaz de entenderlo- que intentemos que tenga paciencia. En el caso de Lucas, aún es más difícil inculcárselo, porque los genes que le aporta su padre son auto inmunes a dicha virtud. Nos esforzamos en que entienda la relatividad del tiempo con palabras que carecen de significado para él como “mañana”, “después “, “cuando comas”, “después de la siesta”, “por la tarde”. Cuando Lucas quiere “agua” lo quiere ya. Si le dices “ahora voy”, seguirá insistiendo “agua, agua, agua” y llorará hasta obtener lo que pide o hasta conseguir que todos nos pongamos de morros.
Agua. Hemos enseñado a Lucas a pronunciar esa palabra y a relacionarla con el agua física. Hemos enseñado a Lucas a pedir agua cuando se ha creado la necesidad de ella. El niño tiene sed y nos pide agua. Por fortuna para nosotros, Lucas ha aprendido a relacionar y pronunciar otras palabras que nos hacen la vida algo más sencilla, aunque son bastante escasas si observamos la cantidad de cosas que nos hace comprender mediante la mímica y no con la voz. Lucas nos deleita con las siguientes palabras: mamá, papá, pelota, agua, barco, nene, nena, caca, pipí, guapo, guapa, piii-piii (coche), coco, arena, pan, yaya, yayo, tita, tito, calle, bebé, hola, adiós, aire, ola, yo, ala, avión, Japon (jamón y jabón), ostia (¡¡¡!!!!), sí, no. Creo que eso es todo lo que nos dice, por ahora. El resto lo intenta repetir como un lorito.
Hoy Lucas cumple dos años.
Dos años, ya…
Feliz cumpleaños, Lucas.
Hoy Lucas cumple dos años. Pronto dejará de ser el pequeñín de la casa y no podrá concentrar toda la atención de sus padres. Lo intentará con vehemencia. Intentará impedir dejar de ser el centro del universo y se comportará de forma más infantil, si cabe -por Dios, ¡si solo tiene dos años!-.
Sus papás afrontan este nuevo reto en sus vidas con ilusión y con algo más de experiencia. No cabe duda que los meses de este nuevo embarazo no los hemos vivido de igual forma que con el primero. El principal motivo por falta de tiempo. Ese tiempo que hemos dedicado a Lucas y que ahora tendremos que aprender a compartir con nuestros dos hijos. Además de saber encontrar nuestros momentos como pareja. Pues es algo esencial para mantenernos unidos, afrontar las nuevas etapas de nuestras vidas y escapar de la rutina a la que se somete la unidad familiar.
La rutina es parte importante en nuestra forma de vivir. Garantiza un orden natural -o impuesto, ¡qué más da!- para que nuestro día a día esté organizado para que los pequeños se integren en nuestras vidas -más bien al contrario, pero me gusta creer que es así- y para que los mayores podamos gozar de nuestra ansiada soledad, cuando por fin conseguimos que duerman.
Hoy Lucas cumple dos años. Nuestro núcleo familiar se amplía. En pocos días seremos cuatro en casa. Paciencia… Qué necesaria es y, sin embargo, o es inherente en nuestra personalidad o qué difícil es adquirirla. Suerte tenemos de contar con mamá. Lucas y papá carecemos de esa cualidad, pero estamos educándonos en esa actitud, que es imprescindible para una convivencia armónica.
Hoy Lucas cumple dos años. Siempre hemos escuchado que nuestros hijos nos hacen mayores. Que es cuando te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Lo que no vivas con ellos es un tiempo que jamás podremos recuperar. Pasar el tiempo con ellos, disfrutar de ellos, estar con ellos y que los pequeños disfruten de tu tiempo, es lo más importante en nuestra vida. El trabajo, los conflictos, las preocupaciones, las enfermedades, las responsabilidades, la economía… todo ello debería pasar a un segundo plano. Todo eso convive con nosotros y seguirán estando ahí, pero las etapas vitales de nuestros hijos se nos escaparan de las manos como el agua, si no las vivimos junto a ellos.
Solo nos debería importar el “ahora”. Eso lo aprendemos de Lucas. Cuando pide algo lo quiere “ahora”. De nada vale -porque la mente de un niño no es capaz de entenderlo- que intentemos que tenga paciencia. En el caso de Lucas, aún es más difícil inculcárselo, porque los genes que le aporta su padre son auto inmunes a dicha virtud. Nos esforzamos en que entienda la relatividad del tiempo con palabras que carecen de significado para él como “mañana”, “después “, “cuando comas”, “después de la siesta”, “por la tarde”. Cuando Lucas quiere “agua” lo quiere ya. Si le dices “ahora voy”, seguirá insistiendo “agua, agua, agua” y llorará hasta obtener lo que pide o hasta conseguir que todos nos pongamos de morros.
Agua. Hemos enseñado a Lucas a pronunciar esa palabra y a relacionarla con el agua física. Hemos enseñado a Lucas a pedir agua cuando se ha creado la necesidad de ella. El niño tiene sed y nos pide agua. Por fortuna para nosotros, Lucas ha aprendido a relacionar y pronunciar otras palabras que nos hacen la vida algo más sencilla, aunque son bastante escasas si observamos la cantidad de cosas que nos hace comprender mediante la mímica y no con la voz. Lucas nos deleita con las siguientes palabras: mamá, papá, pelota, agua, barco, nene, nena, caca, pipí, guapo, guapa, piii-piii (coche), coco, arena, pan, yaya, yayo, tita, tito, calle, bebé, hola, adiós, aire, ola, yo, ala, avión, Japon (jamón y jabón), ostia (¡¡¡!!!!), sí, no. Creo que eso es todo lo que nos dice, por ahora. El resto lo intenta repetir como un lorito.
Hoy Lucas cumple dos años.
Dos años, ya…
Feliz cumpleaños, Lucas.
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